Wednesday, October 17, 2012

Silly Monkey Stories #205 - Patience

(En español más abajo)
 
CanadaYear 1988 – Juan Pablo (3)
 
My younger brother Juan Pablo was a quiet kid most of the time, but he still was quite mischievous. Once my youngest brother Sebastián was born, he would of course be competing for his parents’ attention, but it wasn’t that bad: Sebastián was ten times more mischievous than him, so you would have to keep an eye of him almost constantly, allowing JP to fly under the radar and get away with a lot of stuff. :-)

One of the things that amazed me the most about my little brother was his patience. Especially his patience when he was about to do something bad! For example, he would spend the whole day inspecting one of those big 1 Kg cans (that could be filled with powder milk, sugar, coffee or Nesquik). You would see him try and try to pry the can open with his tiny finger, very patiently but doing things as clumsily as a toddler can.

Suddenly, he would put the finger the right way and finally open the can. And it was too late for us to make any moves: a fraction of a second later, he would flip that can and spill its entire contents all around the dining room! It was particularly funny because if there was anything in the world my dad hated, that would be walking on sugar! :-))

 
 
ArgentinaAño 1988 – Juan Pablo (3)
 
Mi hermano Juan Pablo fue un chico tranquilo por lo general, pero aún así propenso a las travesuras. Una vez que nació mi hermano más chico Sebastián, tuvo que competir por la atención de sus padres, como es obvio; pero no todo era malo: Sebastián era 10 veces más travieso que JP, así que todos andábamos detrás de él. Esto le permitía a Juan volar bajo sin levantar sospechas, y así salirse con la suya muchas veces. :-)
 
Una de las cosas que más me maravillaban de mi hermano era su paciencia. Particularmente, la paciencia que tenía para hacer sus travesuras! Por ejemplo, se podía pasar la tarde entera inspeccionando una de esas latas de 1kg (que podía ser de leche en polvo, azúcar, café o Nesquik). Lo veíamos tratar y tratar de abrir la tapa con sus deditos, con mucha paciencia y dedicación pero con los movimientos torpes propios de un nene de su edad.
 
De repente ponía el dedo de manera correcta y por fin abría la lata. Y ya era demasiado tarde para nosotros: antes de que pudiéramos hacer movimiento alguno, el tipo daba vuelta la lata y volcaba su contenido por todo el comedor! Eso era muy divertido porque si había algo en el mundo que mi padre odiaba, era pisar azúcar descalzo! :-))
 
 
 
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