(En español más abajo)
Year 2000 – Santi (5), Carolina (3) and Juan (1)
Me and Santi were in the car the other day, and we were running behind. He then told me “Come on, man! Why don’t you press the turbo button?” , which caused both of us to laugh. He made me remember this story that I hadn’t mentioned here yet.
Back in 2000, and right before we left for Canada, it was common for me to spend the weekend alone with the kids, because Gaby would work Saturday and Sunday at her pasta store. We would normally go to a park or the zoo on Saturdays, weather permitting; if the day was too ugly or too cold, then we would go to the Unicenter Shopping and then to the movies. In all of these cases, we would have to take the Panamerican highway and that would be where the demands will be made:
- Hurry, Daddy! Faster!!
- We will be late!!
- Huddy up! (it was a lot of fun to hear Juan talk at that age)
I would pretend not to listen at first, which would cause the kids to ask me to use our Cuiki’s (our car) secret weapon: its turbo button. This device, incredibly similar to that one you press when you’re about to park or driving at a very low speed, would grant to my small vehicle the ability of reaching almost supersonic speed. That is why I would be hesitant to use it, I wouldn’t want the sudden change in Kinetic Energy and the many G’s we would have to endure to affect them too much…
- Come on, Dad!!!
- I don’t know, guys, it’s too risky… should I press it now?
- Yes!!
I would press the button in the middle of the highway, turn on the parking lights and hit the gas pedal. Not that much, let’s say from 100 to 110 km/h. But of course, it was a a lot for my kids, and I would make sure that I would make it look much bigger than what it really was.
- That’s it!! Yea, Daddy!! Let’s go!!
- Oh, wow, this is too fast!! I gotta slow down, I gotta slow down!!
I would turn off the parking lights and go back to my normal speed. The kids were happier than a dog with two tails, they felt like they were on a Formula 1 car.
Now I wonder what people driving behind me must have thought… :-)
Año 2000 – Santi (5), Carolina (3) y Juan (1)
El otro día iba con Santi en el auto y veníamos medio atrasados, así que me dijo “Apurate, che! Por qué no apretás el botón de turbo?” , tras lo cual ambos nos reímos con ganas. Así me hizo recordar esta historia que aún no había mencionado aquí.
Allá por el 2000, justo antes de venirnos para Canadá, era común que yo pasara el fin de semana solo con los chicos, porque Gaby trabajaba sábado y domingo en su fábrica de pastas. Por lo general aprovechábamos el sábado para salir a pasear, ya sea al parque, al zoológico o a algún lugar al aire libre si estaba lindo, o al Unicenter Shopping y al cine si estaba muy feo o muy frío. En todos los casos, teníamos que tomar la Autopista Panamericana, y ahí era cuando comenzaban los reclamos:
- Dale, Papi! Más rápido!!
- No vamos a llegar!!
- Apudate! (La media lengua de Juan era realmente deliciosa)
Yo me hacía rogar un poco, lo que motivaba a los chicos a pedirme que utilizara el arma secreta de nuestro auto, el ‘Cuiki’: su botón turbo. Este botón, sospechosamente parecido al que se usa cuando uno está parado o circulando a muy baja velocidad (las balizas), le daba a mi pequeño vehículo la habilidad de alcanzar velocidades casi supersónicas. Era por eso que yo me resistía, no quería que el súbito cambio de energía cinética y el exceso de gravedad que teníamos que soportar los afectara demasiado…
- Dale, Pa!!!
- No sé, me parece muy arriesgado… Les parece que lo apriete ahora?
- Sí!!!
En plena autopista, apretaba el botón para prender las balizas y procedía a acelerar. No mucho, pongámosle que de 100 a 110 km/h. Pero claro, para mis chiquitos era una barbaridad, y yo me ocupaba de exagerarlo muy bien.
- Bien!! Tí, Papi!! Viva!!
- Eh, guau, se me fue la mano!!! Tengo que aflojar, tengo que aflojar!!!
Apagaba el botón y volvía a mi velocidad crucero, y los chicos felices de la vida, se sentían corredores de Fórmula 1.
Me pregunto qué pensaría la gente que venía detrás de mí… :-)
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En la Panamericana, detrás de un auto que acelera y luego desacelera? No se me ocurre que a alguien se le haya pasado, ni por la mas remota de las casualidades, la idea de proferir algún insulto, queja, gesto con algún dedo de la mano.
ReplyDeleteDale tranquilo con el 'turbo' que no pasa nada.
Era en el 2000, Jorge... Ahora no se podría hacer porque la gente está más crispada.
ReplyDeleteThat's hilarious!! I love it. :D
ReplyDeleteYou are such a fun Dad! I bet it was a great memory for the kids too. :D
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