Ruining whatever good things we have left…

(En español más abajo)

 

With more than 50 editions already, The Children’s Festival of Necochea, my hometown, is more than a tradition; it’s one of those events that define a city, like the Brazilian-style Carnaval in Gualeguachú or the Oktoberfest in Villa General Belgrano. Me, my brothers and my cousins have not only enjoyed the many shows and events that are normally offered during those days (second week of January) but also have taken part of the festival, as we have been on the floats that were assembled by the Liga de Madres de Familia (something similar to the American Family Assocation, but less conservative) of which my grandmother abuela Haydée was a very active member.

With the years, friends of mine who are dedicated to the arts (like my friend María Marta) would visit my hometown and alternated work and pleasure (though few things bring more pleasure than working for kids). Interest decreased over the last few years, something that many quickly blamed on the municipal governments, because (in a typical necochense fashion, regrettably) they didn’t seem to care too much about tourism and offering good services to those visiting our beaches. That’s how the festival began to languish, less artists were interested in coming, and less floats would be taking part of the parade. But there was no way to predict the shameful events that would shock necochenses around the world would feel a couple of weeks ago.

This year’s edition was marred by the use and abuse of political propaganda during the inaugural parade (something that, as the local newspaper “Ecos Diarios” points out, is a special skill the current government has; they can turn anything into a political event).

Right from the beginning, many artists and other workers began to complain about the horrific conditions in which they had to work… and live. Some were placed in a hotel that had been closed years before over safety and health issues. They didn’t have water (or fire extinguishers, for example). Shows and events were virtually not promoted, which caused most of them to be very poorly attended. That wasn’t all. The venues had many sound and hydro problems, to the point that actors had to yell for people to hear them.

My brother Martin getting ready for the parade (1975)
Mi hermano Martín listo para el desfile (1975) 

The artists made a mistake they would regret: they had dignity. They complained to the Municipality through the Secretary of Tourism. The Necochean government took over about a month ago, and is aligned with the party in power at a national level. Their response was also very true to the style of the governing party: violence and intolerance.

A group of goons suspected to have links to the Secretary of Tourism showed up at a restaurant where one of these groups of actors that had complained were eating and beat the living daylight out of them, in front of everybody, with the impunity of those who know they’re ‘protected'. None of the important or respectable local media even mentioned this news, something very suspicious. Just a couple of little online tabloids, that was it.

This group of actors and crew went to the police and pressed charges; then they immediately left a city that had given them such a bad welcome and never cared to protect them. The attacks and threats continued, so the rest of the artists left soon after and the festival came to a screeching halt. It was a huge scandal and a very sad day for my hometown, which many try to ignore, either because it’s convenient or because they’re afraid. With charges pressed and everything, there are still no news about any possible consequences for Secretary Trobo or her acolytes, because in Argentina, like the wannabe mafia cheef in charge of the Argentine Soccer Association likes to say, “everything passes”.

What won’t pass so easily is the damage this people have done to the most important event of my hometown. I wouldn’t be surprised if the 2013 Edition of the Festival ends being cancelled due to the lack of interest.

Because… who would go to a place knowing that not only they will live in inhuman conditions, but also will be forced to performed on unacceptable venues with virtually no public? And even more, knowing that if they dare to pretend to have decent living and working conditions, they might end in a hospital?

I keep on saying that even after so many years and in spite of the fact that I’m so far away, Argentina hurts. But Necochea hurts even more these days.

 Source: Cartelera Necochea

 

Con más de 50 ediciones a cuestas, el Festival Infantil de Necochea, mi ciudad natal, es ya mucho más que una tradición; es una de esos eventos que definen a una ciudad, como lo es el Carnaval en Gualeguachú o el Oktoberfest en Villa General Belgrano. Tanto mis hermanos, como también mis primos y por supuesto yo mismo no sólo hemos disfrutado de los muchísimos espectáculos que se brindan durante esa semana (la segunda de Enero) sino que hasta también hemos sido parte de ellos, desfilando en las carrozas de la Liga de Madres de Familia, de la cual mi abuela Haydée era una muy activa participante.

Con los años, amigos míos que se dedican a la actuación (como mi querida María Marta) visitaron mi ciudad natal y alternaron el trabajo y el placer (aunque pocas cosas sean tan placenteras como trabajar para los niños). En los últimos años hubo un decrecimiento en el interés que genera este festival, por el que muchos se apresuraron a responsabilizar a los gobiernos municipales de turno, que (bien a la usanza necochense, lamentablemente) parecía darle muy poca importancia y relevancia a la cuestión turística. Así fue que el festival comenzó a languidecer, menos artistas se acercaron y menos carrozas desfilaron. Pero nada presagiaba la vergüenza y el escarnio que los necochenses de todo el mundo iríamos a pasar un par de semanas atrás.

La versión de este año estuvo manchada por el uso y abuso de la propaganda política en pleno desfile de carrozas (como bien dice el editorial del “Ecos Diarios”, es una habilidad especial que tiene el gobierno de turno esa de convertir cualquier cosa en un evento político).

The parade, a few years ago – El desfile, hace unos años

Ni bien iniciada la Edición 2012, muchos artistas y talleristas comenzaron a quejarse de las horrendas condiciones de trabajo, y de vida. Algunos fueron alojados en un hotel que hacía tiempo que había sido clausurado y en el que no tenían agua (ni matafuegos, por ejemplo). La promoción de los espectáculos fue nula, lo que causó que la mayoría de las funciones se hicieran a sala prácticamente vacía. No terminó todo allí. Las salas contaban con innumerables problemas de sonido y energía, al punto que más de una obra se tuvo que hacerse a los gritos pelados.

Los artistas cometieron un pecado imperdonable: tuvieron dignidad y se quejaron a la Municipalidad a través de la Secretaría de Turismo. El gobierno necochense asumió hace sólo un mes y es afín al gobierno nacional. La respuesta municipal fue bien al estilo del partido gobernante: violencia e intolerancia.

Un grupo de matones que se supone responden a la Secretaria de Turismo irrumpió en un restaurante donde se encontraba cenando una de las compañías que se había quejado por las malas condiciones y los molieron a patadas delante de todos, con la impunidad de aquél que se sabe protegido. Ninguno de los medios importantes de la ciudad se hizo 'eco' del asunto, algo muy sospechoso.

Esta compañía de artistas radicó la pertinente denuncia y se fue inmediatamente de la ciudad que tan mal los acogió y nunca los protegió. Los ataques siguieron, así que muy pronto se fue todo el resto yel festival quedó trunco. Una verdadera vergüenza que muchos callan, por conveniencia o por miedo. Con denuncias de por medio y todo, aún no se habla de que vayan a haber consecuencias para la Secretaria Trobo o sus secuaces, porque en Argentina, como bien dice el pichón de mafioso que está a cargo de la Asociación de Fútbol Argentino, "todo pasa".

Lo que no va a pasar así nomás el es daño que esta gentuza le ha hecho al evento más importante de mi ciudad natal. No me extrañaría para nada que el del año que viene se termine cancelando por la falta de interés.

Porque... quién iría a un lugar donde sabe que no sólo va a vivir en condiciones paupérrimas, sino que también va a actuar en escenarios no aptos y sin público? Y además sabiendo que si tiene el tupé de pretender vivir en condiciones dignas, es posible que termine en el hospital?

Siempre digo que, aún después de tanto tiempo y a la distancia, Argentina me duele. Por estos días, Necochea me duele mucho más.

 

Technorati Tags: Necochea,kids,violence

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