Itinerant salesmen are a traditional sight in Buenos Aires. I’ve seen them on train, buses (which we call ‘colectivos’) and the metro; soon they will be offering their products in the cabs!They all have a very similar style: they stand in front of the bondi (bus, in Argentine slang) or train, and they address the crowd in a very polite and eloquent way. They’re very well dressed, but still showing their mid-low class condition (I somehow like that they never try to look like something they’re not); they list the virtues of whatever product they’re selling, never forgetting of a fundamental piece of information: “comfortable and practical, it’s indispensable for the lady’s purse or the gentleman’s pocket”.
One of the things I enjoyed the most about their routines was when they would interrupt their speech to point at the back and say “I’m on my way, ma’am”, as to imply that there were people already interested in what they were selling. The truth was that nobody had even winked at them yet!
Many times I succumbed to temptation and bought those items that looked really useful but turned out to be total pieces of crap. Many other times I decided against buying them, only to regret my decision and spend days walking around the train hoping to see that salesman again.
The blog Ponte Nístido talks about a guy who offered a plastic device to make your own burgers and would carry a ball of ground beef around just to show you how it worked. And what about those who would sell a ballpoint pen, describing them as “devices with a retractile system and permanent ink”. Glorious!
The ‘Colectivo 60’, one of the most recognizable bus routes in Buenos Aires
’El colectivo 60’, una de las líneas de colectivos más conocidas de Buenos Aires
Source: Egovflash
’El colectivo 60’, una de las líneas de colectivos más conocidas de Buenos Aires
Source: Egovflash
In the next few days I will tell a few stories about some of those itinerant salesmen, stories that I either found sweet, brilliant or simply incredible. I hope you like them!
Casi todos tienen un estilo muy similar: se paran en el frente del bondi (colectivo, en lunfardo) o vagón del tren y se dirigen al público de manera muy correcta y elocuente. Atildadamente vestidos, pero de todos modos demostrando su condición humilde (algo que siempre me impresionó muy bien) ponderan las virtudes del producto que sea que están vendiendo, sin omitir el dato fundamental: “cómodo y práctico, es indispensable para la cartera de la dama o el bolsillo del caballero”.
Una de las cosas que más me gustaba ver es como se interrumpían en pleno discurso para señalar al fondo y decir 'ya voy, señora', pretendiendo que ya había interés en lo que estaban ofreciendo. La realidad es que nadie los había llamado!
Muchas veces cedí a la tentación y compré cosas que parecían muy útiles, pero que después resultaron ser verdaderas 'berretadas'. Muchas otras no me decidí, me quedé con las ganas y luego recorrí el tren buscando a ese vendedor.
En el blog Ponte Nístido hablan de un vendedor que ofrecía un dispositivo para hacer hamburguesas caseras y andaba con una bola de carne picada para mostrar cómo funcionaba. Ni qué hablar de los que venden bolígrafos y los presentan como “lapiceras con sistema retráctil y tinta documental”. Glorioso!
Soure: Ponte Nistido
En los próximos días les voy a contar un par de historias de esos vendedores ambulantes que me parecieron tiernas, brillantes y/o sencillamente increibles. Espero que les gusten!
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