Memories

I’m definitely a lucky guy. Not only I got to make an unexpected but more than welcome stop in Argentina on my way to Brazil, I even got to spend the weekend in my hometown, Necochea. And it just happened to be the weekend where my school celebrated its 50th anniversary! I had received an invitation from Matías, one of my former schoolmates, a few months ago, but I replied to him saying: “Matías… I live in Canada now. While I truly appreciate the invitation, I don’t think I have any chances of making it”. He was more than happy to welcome me last night, and he allowed me to walk around and take all the pictures I wanted.

I sat at a table with many of those kids with whom I used to play with marbles, shared “Manón” cookies or just run around during recess. In spite of the many years that had passed, I still remembered all their names and faces: my very dear friend Gustavo, my cousins Javier and Patricia, Ricardo, Pablo, Laureano, Matías, Carina and her sister Verónica (she's one year younger than us, but we've known each other for ages, and she’s somebody me and Gaby love and admire very much) and Mariana (who was sitting far in the back, but still found time to come and talk for a while). Some of them were with their spouses, some –like myself– had come alone. We talked, laughed a lot, remembered other kids and teachers, and boy did we hit the dance floor. Oh, yes, and I forgot, did you see the pictures of the barbecue? :-)

Yes, you’re allowed to drool – Sí, babéense tranquilos

Since I only went to that school between Grades 1 and 5, I wasn’t expecting many people to remember me. But when I saw the former Principal, Ana, and she greeted me with a “Gabriel! What are you doing here??”, I started to suspect that there might be a reason why the Principal remembered me so much. A brief chat with my cousin Patricia confirmed my fears…

As I said, I only attended that school until the end of Grade 5, and then I moved to Buenos Aires. But the 20+ years I lived in B.A. couldn’t do anything with the fact that I’m irremediably necochense. The same applies to all the schools I attended after I left Necochea. Even the six years I spent at the fantastic “Carlos Pellegrini” school cannot compete with my years at the “Instituto Humboldt” or as everybody calls it, “Colegio Alemán”. My former schoolmates looked exactly the same they did the last time I had seen most of them, when they invited me to their prom (and were kind enough to ask me to join them for the pictures and celebrations). I wish I could have said the same about myself, though some (like Verónica) tried very hard to make me feel good about it. :-)

With my former classmates – Con mis ex-compañeros

We shared stories, like the one of when I got into a fight with Eduardo just after school. We fought for a few minutes, then picked up our stuff and… walked back home together. After all, he lived just around the corner! I didn’t ask Patricia to tell me more about the things I used to do, because, well, I wanted to have a good memory of that evening! :-)

But one thing I remembered, we were having dinner at the same gym from where I would be sent to the Principal’s office all the time… Oh, maybe that’s why Principal Ana remembered me so well.

For once, you can barely see me! (far right) – Por una vez puedo decir que apenas se me ve! (bien a la derecha)

All in all, it was a fantastic evening, that I will treasure forever. That was my school; those were my schoolmates. It doesn’t matter that 32 years have passed since that Grade 5, and it doesn’t matter how mean Mother Nature has been to me ever since. I had the time of my life last night.

Definitivamente tengo suerte. No sólo tuve la chance de hacer una parada inesperada en Argentina camino a Brasil, hasta me dí el lujo de pasar el fin de semana en Necochea, mi ciudad natal. Y justo cayó en el fin de semana en que mi escuela celebraba sus 50 años de edad! Había recibido una invitación de Matías, uno de mis ex-compañeros, unos meses atrás, pero yo respondí: “Matías… vivo en Canadá. Si bien te agradezco muchísimo la invitación, no creo que tenga la más pequeña chance de estar allí”. Estuvo más que feliz de darme la bienvenida, y también me dejó sacar fotos por donde quisiera.

Me senté a la mesa con muchos de esos chicos con los que jugué a las bolitas (canicas), compartí galletitas “Manón” o simplemente corrimos por ahí durante los recreos. Más allá de los años que han pasado, aún recordaba sus nombres y sus caras: ahí estaba mi querido amigo Gustavo, mis primos Javier y Patricia, Ricardo, Pablo, Laureano, Matías, Carina y su hermana Verónica (que si bien es un año más chica, es alguien a quien Gaby y yo queremos y admiramos mucho) y Mariana (que a pesar de que estaba sentada en otra mesa más atrás, igual se hizo un tiempo para venir a charlar un rato). Algunos vinieron con sus parejas, otros –como yo– estaban solos. Hablamos, nos reímos mucho, recordamos a otros chicos y maestros y cómo bailamos! Ah, y me olvidaba, vieron el asado? :-)

Look at those sausages!!! – Miren esos chorizos!!!

Como yo sólo fui a esa escuela entre Primer y Quinto Grado, no esperaba que muchos me recordaran. Pero cuando vi a Ana, la ex-directora y me saludó con un “Gabriel! Qué hacés vos por acá??”, comencé a sospechar que podría haber una razón para que me recuerden tan bien. Una breve charla con mi prima Patricia confirmó mis temores…

Como decía, sólo estuve allí hasta terminar quinto grado, y luego me mudé a Buenos Aires. Pero los más de 20 años que viví en BA no pudieron hacer nada con el hecho de que soy irremediablemente necochense. Lo mismo aplica a todas las escuelas a las que fui luego de dejar Necochea. Ni siquiera los seis años que pasé en la fantástica Escuela “Carlos Pellegrini” pueden competir con mis años en el “Instituto Humboldt” o como todos le dicen, el “Colegio Alemán”. Mis ex-compañeros lucían iguales a la última vez en que los había visto, cuando me invitaron a su fiesta de egresados (y fueron tan amables que me dejaron unirme a ellos para las fotos y festejos). Ojalá yo hubiera podido haber dicho lo mismo acerca de mí mismo, a pesar de que algunos (como Verónica) intentaron vanamente hacerme sentir bien al respecto. :-)

My cousin Patricia and her husband Javier (we all went to school together, and they’ve been married for almost 20 years now)

Mi prima Patricia y su esposo Javier (los tres fuimos juntos a la escuela; ellos llevan casi 20 años de casados)

Hubo historias impagables, como la de cuando nos peleamos con Eduardo a la salida de la escuela. Nos trompeamos por unos minutos, luego recogimos nuestras cosas y nos fuimos caminando a casa… juntos. Después de todo, vivíamos a la vuelta de la esquina! No le pregunté a Patricia que me contara más de las cosas que yo hacía porque bueno, quería tener un buen recuerdo de la velada! :-)

Pero una cosa sí recuerdo, estábamos cenando en el mismo gimnasio del que me echaban seguido para mandarme a la oficina de la Directora Ana. Oh, tal vez ése haya sido el motivo por el que ella me recordaba tan bien.

With my beautiful friends (and distant cousins) Carina and Verónica, then some of ‘the guys’

Con mis hermosas amigas (y primas distantes) Carina y Verónica, y luego algunos de ‘los chicos’

En síntesis, fue una noche fantástica, que recordaré para siempre. Esta era mi escuela; ésos eran mis compañeros. No importaron los 32 años que han pasado desde que terminé ese quinto grado, y no importa lo maligna que la Madre Naturaleza ha sido conmigo desde entonces. Anoche tuve una noche ‘de aquellas’.

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