Lethal weapon

There are very few things more annoying than a fly circling around your head while you’re trying to eat, work or just lose categorically to your wife playing ‘Burako’ (an Argentine take on the well known ‘Rummy-O’). For whatever reason, whenever a fly makes its way into my home, they decide to do laps around the dining room and the kitchen. Even more interesting, they always fly in the same direction (clockwise). Since I normally sit with my back towards the window, I can see them coming from the living room and then take a sharp turn right towards the kitchen…

 

You might not know this, but I’m a ninja. Well, almost, I have a hard time with the disappearing trick (never managed to disappear more than 40, 45% of my body, for obvious reason). But after a few minutes of dealing with these Phaenicia sericatas and their lack of respect for personal space, I can no longer control that killing machine that I have for a body, and it’s time to get into action.

 

I proceed to turn off all the lights, except for the one in the washroom. I then slither into that room and remain indiscernible from the surrounding environment through deception, utilizing my vast array of camouflaging techniques. I remain motionless for whatever time is necessary, going to the extreme to interrupt my blinking and my breathing for over –let’s say– 30 minutes. I might be exaggerating here.

 

Eventually, the poor victim flies into the washroom, and then I carefully close the door behind it. Once me and my pray are locked in… CRASH! BAM! POW! I swing at it with whatever I have (newspaper, a magazine, a comb, the towel) until I finally catch it. I then proceed to grab it using some toilet paper and then I unceremoniously dispose of my enemy by flushing it down the toilet, with the satisfaction of having won another deadly battle.

 

There’s only one problem: I normally do this very late at night (let’s say… 2:00 AM), when most people choose to sleep; this means that most of the times my victory dance is interrupted by my beloved wife, who sends respectful regards to my mother and my whole family all the way to Ancient Egypt.

 

She doesn’t understand that it’s a family thing. I remember that night many, many years ago when not only me but also my brother Martín (Fafa) and my father were trying to catch two mosquitoes in my room at 3:00 in the morning… using tennis rackets. It was ‘many, many years ago’ but I was 18, OK? So my father was 48… But Cristina (my stepmom) found out amusing, unlike Gaby, who just calls me several names that I cannot reproduce if I want to keep this blog ‘family friendly’.

 

 

 

Hay muy pocas cosas que me molesten más que una mosca revoloteando en mi cabeza mientras trato de comer, trabajar o perder categóricamente al ‘Burako’ con Gaby (una variante argentina del conocido juego ‘Rummy-O’). Por la razón que sea, cada vez que se nos inmiscuye una mosca, deciden girar en torno a un imaginario circuito que comprende nuestro living, el comedor diario y la cocina. Lo más interesante es que siempre vuelan en la misma dirección (girando en sentido horario). Como yo normalmente me siento con mi espalda dando a la ventana, siempre las veo venir desde el living y luego dar un violento giro hacia la derecha para introducirse en la cocina…

 

Tal vez ustedes desconozcan este dato, pero yo soy un maestro ninja. Bueno, casi. Siempre tengo problemas con el truco de la desaparición (no he podido hacer desaparecer más de un 40, 45% de mi cuerpo, no hay humo que alcance). Pero luego de unos minutos de tolerar a estas Phaenicia sericatas y su falta de respeto por el espacio personal, no me queda más remedio que liberar el poder destructivo de esta máquina de matar que es mi cuerpo. Es tiempo de entrar en acción.

 

Procedo a apagar todas las luces, con excepción de la del baño de visitas. Luego me deslizo como una cobra en esa habitación y me mantengo indistinguible de los alrededores utilizando mi inmenso arsenal de técnicas de camuflaje. Me quedo completamente inmóvil por el tiempo que sea necesario, llegando al punto de no pestañear o incluso respirar por más de 30 minutos. OK, tal vez esté exagerando un poquitito.

Eventualmente, la pobre víctima vuela hacia el baño, y yo cierro cuidadosamente la puerta detrás de ella. Una vez que mi presa y yo estamos encerrados…CRASH! BAM! POW! Le tiro con lo que tenga (un diario, una revista, un peine, la toalla) hasta que finalmente la cazo. Luego la tomo con un pedazo de papel higiénico y procedo a deshacerme de mi enemigo de manera implacable tirándola por el inodoro, con la satisfacción de haber sobrevivido a otra batalla de vida o muerte.

 

Hay un sólo problema: normalmente hago estas cosas muy tarde (digamos, las 2:00 AM), cuando la mayoría de la gente elige dormir; esto significa que la mayoría de las veces mi danza celebratoria es interrumpida por mi adorada consorte, que me manda respetuosos saludos para mi madre, mi tía, hermanas (que no tengo) y el resto de mi familia, remontándose hasta el Antiguo Egipto.

 

Ella no entiende que esta es una letal tradición familiar. Recuerdo una noche hace muchos, muchos años en la que junto a mi hermano Martín (Fafa) y mi padre estábamos tratando de cazar dos mosquitos que había en mi habitación, a eso de las 3:00 AM, utilizando… sendas raquetas de tenis. Fue ‘hace muchos, muchos años’, pero yo tendría 18 años de edad, OK? Lo que significa que mi padre tenía 48… Cristina (la esposa de mi Papá) sí encontró la situación divertida, a diferencia de Gaby, que me ha llamado de maneras que no puedo repetir si quiero seguir manteniendo este blog ‘Apto para todo público’.

 

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