Picture by the incredible Maitena Burundarena – Dibujo de la genial Maitena Burundarena
It’s September 11th today, so we have been inundated by the media as expected, as we’re commemorating the 8th anniversary of the attacks of the World Trade Center and the Pentagon, a terrorist attack that caused the death of over 3,000 people between New York, Washington DC and Pennsylvania (where the fourth plane was downed by the US government [or by the hijackers themselves, will we ever know?]).
I remember that day very clearly. I was at the office, but I had no job. My company had gone down the previous Friday, so we were all laid off. I was there for two reasons: 1) they were giving us our last paycheques and 2) I had been allowed to use their computers to look for another job, because I didn’t have one. I remember having my former co-workers around my seat, as we were watching the events unfold through video feed coming from a cable TV channel from Argentina.
I remember that I spent most of the day calling my brother and his wife (who live and work in Washington DC) to make sure that they were alright; I also made numerous calls to the family of a former friend and co-worker from Argentina, as they lived and worked in New York City and my friend could not reach them. I also remember how that day ended for me: taking Juan to the hospital, where he stayed for four eternal days, with a serious case of asthma. He was only 2 years old…
But I also remember another tragedy that started on a September 11th. It was back in 1973, when Chilean president Salvador Allende was ousted by the Army Forces, supported by a big number of people, attack that ended with Allende’s death (an apparent suicide). That was the kickoff to the bloodiest –and one of the longest– dictatorship we’ve had in Latin America, and many people died during the seventeen next years. Thousands of people, much more than 3,000. This coup d’état, and the resulting de facto government were enthusiastically supported by the US government, like would happen with the rest of the countries in South America (Argentina, Paraguay, Brazil, Bolivia, Peru…).
So am I presenting this as a case of ‘karma’? Not at all!!! What do the poor people who were working at the WTC or the Pentagon or those unsuspecting flight passengers had to do with what Nixon, Reagan, Bush and others had done or supported? Nothing at all. I’m just pointing out the fact that 9/11 marked a sombre anniversary way before 2001.
None of these people should have died. Neither the ones in US, nor the ones in Chile. The same applies to the people in Iraq, that are getting killed while the US government and other countries continue to send troops to make sure that
I don’t even want to discuss my home country, Argentina; we have kids dying of hunger in one of the richest countries in the world. Meantime, the government is busy sending hundreds of inspectors to a newspaper because their editorials point out the countless cases of corruption in which they are involved…
Sure, the 3,000+ deaths on September 11th, 2001 will always be mourned and they will probably be more remembered than all of the other victims I told you about. But not everything happens in the First World.
I better start thinking about Santi’s soccer game tomorrow. I’m not good when I try to be serious.
Hoy es 11 de Septiembre, y hemos sido inundados por los medios como era de esperarse, ya que es el 8vo aniversario de los ataques en el World Trade Center y el Pentágono, un ataque terrorista que causó la muerte de más de 3,000 personas entre New York, Washington DC y Pennsylvania (donde el cuarto avión fue derribado por el gobierno de USA [o por los propios terroristas, lo sabremos algún día?]).
Recuerdo ese día claramente. Estaba en la oficina, pero desempleado. Mi compañía había cerrado el viernes anterior, así que estábamos allí por dos razones: 1) para recibir nuestro último cheque de sueldo y 2) me habían dejado usar sus computadoras para buscar trabajo, porque yo no tenía. Recuerdo a mis compañeros rodeando mi silla mientras veíamos desfilar los eventos a través del video que llegaba de un canal de cable de Argentina.
Recuerdo que pasé buena parte del día llamando a mi hermano y su esposa (que viven y trabajan en Washington DC) para asegurarme de que estuvieran bien; también hice muchas llamadas a la familia de un ex-compañero y amigo de Argentina, porque viven en New York City y mi amigo no los podía llamar. Recuerdo como terminó ese día para mí: con Juan en el hospital, internado por cuatro eternos días con un ataque de asma muy serio. Sólo tenía 2 años de edad…
Pero también recuerdo otra tragedia que comenzó un 11/9. Fue en 1973, cuando el presidente chileno Salvador Allende fue derrocado por las Fuerzas Armadas, que eran apoyadas por buena parte de la población. Este ataque terminó con la muerte de Allende (un aparente suicidio). Este fue el puntapié inicial la más sangrienta dictaduras –y una de las más largas– que Latino América haya tenido, y mucha gente murió en los siguientes diecisiete años. Miles, mucho más de 3,000. Este golpe de estado, y el gobierno de facto resultante fueron entusiastamente apoyados por el gobierno de USA, como pasaría luego con el resto de los países del Cono Sur (Argentina, Paraguay, Brasil, Bolivia, Peru…).
Quiere decir esto que estoy presentando el ataque a USA como un mal caso de ‘karma’? No, para nada, nada que ver!!! Que tenía que ver la pobre gente que estaba trabajando en el WTC o en el Pentágono, o aquellos que se subieron a los aviones sin sospechar nada con lo que Nixon, Reagan, Bush y otros hayan hecho o apoyado? Nada de nada. Sólo estoy indicando que el 11/9 era un aniversario sombrío mucho antes de 2001.
Nadie debería haber muerto. Ni los de US, ni los de Chile. Lo mismo va para la gente en Iraq, que mueren mientras los gobiernos de USA y otros países continúan enviando tropas para asegurarse de que se preserva el petróleo la democracia. Y qué decir de las mujeres de Irán, Afghanistán y otros países, que viven oprimidas por un gobierno compuesto de una minoría de creencias anacrónicas y violentas. Ni mencionemos las guerras tribales de Africa que se siguen llevando millones por año o las regiones de Indochina que son arrasadas por los tifones y tsunamis, donde la gente muere de a cientos de miles, porque no hay medios –o voluntad– para ayudarlos.
Tampoco quiero hablar de mi país natal, Argentina; tenemos niños muriendo de hambre en uno de los países más ricos del planeta. Mientras, el gobierno está ocupadísimo enviando cientos de inspectores a un periódico porque sus editoriales son muy críticos, deschavando los numerosos casos de corrupción en que están envueltos…
Seguro, las más de 3,000 muertes del 11/Se/2001 van a ser lamentadas por siempre y seguramente sean más recordadas que el resto de las víctimas de las que les conté. Pero no todo pasa en el Primer Mundo.
Mejor me pongo a pensar en el partido que Santi tiene mañana. No soy bueno cuando me trato de poner serio.
Pasan los años... pero... la tristeza y desconcierto de ese día la revivo en cada aniversario.
ReplyDeleteVí como millones de personas el segundo impacto en directo, por la tele... esa imagen no se va a borrar nunca de mi mente.
Saludos.
Lamentable lo sucedido, a mí también me impactó porque en Argentina era el día del maestro y como no trabajaba estaba limpiando mi casa con la radio prendida. Fué inpactante y lo lamento por las familias de los muertos pero el ombligo del mundo debe comenzar a darse cuenta que hay miles de personas inocentes que mueren a causa de su propia indiferencia hacia el resto del mundo.
ReplyDelete