Around 1971 – Gabriel (4) and Cristian (5)
Let's start the story with a confession: I never was a good business guy. This story goes back to my childhood in Necochea; it was common to spend the days at the "Miguel Lillo" Park during the spring (and the summer too, if the weather wasn't good for the beach). This huge park runs by the sea for kilometres and has millions of conifers. There, between the playground and the picnic areas, I would spend the afternoons playing with my brothers and cousins.
One time, both me and my cousin Cristian took our brand new bicycles (they were of a pale green colour). We went out to ride around to show them off, and we soon found a few kids playing soccer. Next to them, there was another kid opening a package containing 4 "Chocolinas" cookies (the same that you would by at school). We look at each other and there was no doubts... we proceeded to showcase our marketing skills.
We came back later, my cousin riding the bike while eating cookies, and me walking while bouncing my new possession: a shining "Pulpo" ball ("The Pulpo!, I can imagine every Argentine ages 30 and above say while reading this). When my parents asked me what had happened with the bike, I replied almost casually:
- Oh, yes. I traded it for this ball...
While my parents were deciding whether they were going to kill me right there or take me by my ear to undo such a beneficial trade, they realized that my cousin was eating his Chocolinas. Then they said, in a ironic tone:
- And you, where did you get those cookies? Well, at least you didn't trade your bicycle for them, like this boob here (pointing at the author of this humble blog)...
My cousin replied, feeling almost insulted by such a comparison:
- Nooo! I gave them my golden ring!
And away we went, out butts still hurting, to try to undo our negotiations. At least my cousin had eaten his cookies, but that didn't help his cause when he told my aunt, like justifying his actions:
- But Ma! They were chocolate cookies!!!
A “Pulpo” rubber ball (image from my friend Diego’s site “Calma chicha”)
Cerca de 1971 – Gabriel (4) y Cristian (5)
Arranquemos el relato con una confesión: yo nunca fui muy bueno para los negocios. Esta historia se remonta a mi infancia en Necochea; durante la primavera (y en el verano, si la playa estaba fea) era muy común pasar los días en el "Miguel Lillo", un Parque enorme que acompaña al mar por kilómetros y tiene millones de coníferas. Allí, entre los juegos y las áreas de picnic, pasábamos la tarde jugando con mis hermanos y mis primos.
Una vez, tanto mi primo como yo llevamos nuestras flamantes bicicletas de un color verde algo apagado. Salimos a dar unas vueltas para lucirlas, y al poco rato nos encontramos con unos chicos que estaban jugando a la pelota. Al costado, había otro niño abriendo un paquetito de galletitas "Chocolinas" (esos paquetes de cuatro galletitas que vendían en la escuela). Nos miramos y no hubo lugar a dudas... y procedimos a dar una cátedra de habilidad para los negocios.a
Volvimos al rato, mi primo en bicicleta y comiendo galletitas, y yo caminando muy orondo con mi nueva posesión: una reluciente pelota "Pulpo" ("La Pulpo!!", imagino decir a todo argentino de más de 30 años que esté leyendo esto). Cuando mis padres me preguntaron qué había pasado con mi bicicleta, contesté con toda naturalidad:
- La cambié por esta pelota...
Mientras mis padres se debatían entre ajusticiarme ahí nomás o llevarme de una oreja a deshacer tan ventajoso trueque, repararon en mi primo comiendo sus Chocolinas. Ahí dijeron, en tono zumbón:
- Y vos de dónde sacaste esas galletitas? Bueno, al menos no las cambiaste por tu bicicleta como el bobo éste (señalando a quien suscribe)...
Mi primo respondió, casi ofendido por la comparación:
- Nooo! Yo les dí el anillo de oro!
Y allá fuimos ambos, con un curioso dolor en nuestros traseros, a deshacer nuestros tratos. Mi primo, al menos, había dado cuenta de las galletitas, pero de todos modos no logró la aprobación de mi tía cuando le dijo, como justificándose:
- Pero, Mamá! Eran de chocolate!!!
Picture from “Productos del Sur”
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Boys are so silly . . . always thinking with their stomachs! :P
ReplyDelete(Btw, I have no idea what happened to Mr. Linky. It was there earlier today.)
Jajajajajajajajajajajajajajajaja
ReplyDeleteMr. Linky is not feeling well lately, Karen...
ReplyDeleteKuanyin, te estás riendo de mí? :-) La verdad es que de niño era bastante bobo... Después me puse peor!
Viste? Yo no hablaba de chico... pero es mejor que hacer semejantes samborotudeces...
ReplyDeleteQue rico las chocolinas jaja, alla Gabi que es que consideras que hay en la argentina y habria que llevar si o si a Canada que no se consigue?
ReplyDeleteGracias,
Fran