Somebody had a bad day

Planets weren’t aligned for poor Florencia on Tuesday. Since Juan and Caro had soccer, she had to come with me (Gaby was on her way to teach Spanish and Santi wasn’t feeling well, so he stayed). Florencia –strangely– wanted to stay home with her brother, so we had our first quarrel when it was time to get her out of the TV… I mean house.

 

In order to cheer her up a little, I told her “Florci, we drop the kids at soccer and then we take Mami to Fred’s house (he’s Gaby’s student and Santi’s other coach). If you want, we can drive through Tim Hortons and buy some donuts, or we can see if Kiera (Fred’s daughter and Flor’s best friend) is home and can come with us…”. When she heard the name of her BFF, Florencia got better and began to make plans. I also told her I would take her to the playground at the soccer field.

 

We arrived to Fred’s house… and no signs of Fred. We called him and it turned out he wasn’t available, so bye-bye to Gaby’s class and Flor’s playdate. This means, lots of crying again… “OK, Flor, let’s go to Tim Hortons. I will buy you not one, but two donuts”, I said, in an attempt to cheer her up a little.

 

We got to Tim Hortons, and Florencia was suddenly overcome by the numerous options she had, she couldn’t remember the name of the donut she wanted. Trusting my instincts, I order one of each one of the two I know she likes most. Of course, she wanted a different one. More crying for poor Flor, already on our way back to the soccer field.

 

Still crying, she reminds me “Papi, remember we’re going to the playground”. “Of course!”, I reply. We come to pick up Carolina… and her practice wasn’t over yet. Worried, because Juan was all alone on the other side of the street, I left Gaby with Caro and went to pick him up. I came back as fast as I could to get Gaby and Caro, and from there straight to our house.

 

Halfway from the field, both me and Florencia realized that I hadn’t taken her to the playground either. She started to sob in silence this time, while her sister, amused, was hugging and caressing her. Suddenly I hear a tiny, very familiar voice say, almost to herself:

 

- Nothing is ever right in my life…

 

Florencia did not seem to be too happy about the laughter that came from the front seat. I’m a horrible father (but Gaby laughed too)!

 

Don’t start with your ‘Aw, poor little girl’. She totally posed for this picture while she was helping me cook dinner last night :-)

No empiecen con los ‘Oh, pobre nenita’. Posó para estas fotos a pedido mío mientras cocinábamos anoche :-) 

 

 

Las cosas no le fueron bien a la pobre Florencia el martes. Como Juan y Carolina tenían fútbol, tuvo que venir conmigo (Gaby tenía que dar clases y Santi se quedó porque no se sentía bien). Florencia –extrañamente– quería quedarse en casa con su hermano, así que ya tuvimos el primer problema a la hora de sacarla de casa…

 

Como para animarla un poco, le digo “Florci, ahora los dejamos a los chicos en futbol y a Mami en la casa de Fred (su alumno y coach de Santi junto conmigo). Si querés, podemos pasar por Tim Hortons y comernos unas donuts, o podemos ver si Kiera (la hija de Fred, amiga del alma de mi hija) está en su casa y la pasamos a buscar…”. Al escuchar el nombre de su BFF, Florencia se animó y ya comenzó a hacer planes. También le prometí que a la vuelta íbamos a ir a los juegos que hay en donde su hermana jugaba.

 

Llegamos a casa de Fred… y Fred no estaba. Lo llamamos y resultó que no iba a estar disponible esa noche, así que Gaby se quedó sin su clase y Flor sin salir con su amiga. Es decir, un mar de llantos otra vez… “Bueno, Flor, ahora vamos a Tim Hortons y te compro no una, sino dos donuts”, le dije en un estéril esfuerzo por animarla.

 

Pasé por Tim Hortons, y Florencia de golpe tuvo dudas, no estaba segura de cómo se llamaba la donut que quería. Confiado, pedí una de cada una de las dos que yo sé le gustan más. Por supuesto, craso error, ella quería otra donut. Otro mar de lágrimas para la pobre Flor, ya camino de vuelta a la cancha de fútbol.

 

Afligida aún, me recuerda “Papi, acordate que íbamos a ir a los juegos”. “Por supuesto!”, le digo yo. Pasamos a buscar a Carolina…y su práctica que no terminaba más. Preocupado porque Juan estaba solo del otro lado de la calle, dejé a Gaby con Caro y me fui a buscarlo. Lo levanté y volví ‘a los cuetes’ a buscar a Gaby y Carolina, y de ahí derecho a casa.

 

A mitad del viaje tanto Florencia como yo nos dimos cuenta al mismo tiempo de que tampoco la había llevado a los juegos. Resignada, se puso a llorar en silencio, mientras su hermana la acariciaba, divertida. En eso siento una vocecita que decía como para sus adentros (en inglés):

 

- Nunca nada me sale bien en esta vida…

 

Florencia no pareció estar contenta con la carcajada que vino desde el asiento delantero. Soy un padre muy maligno (pero Gaby se rió también)!

 

What an artist, eh? :-)

Qué artista mi chica, no? :-) 

 

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