Just eight years ago

I remember everything clearly, in spite of the long time that has passed since. I had been in Canada for a few months already, and things were going decidedly bad. Desperate due to not having found a job, and especially thinking of Gaby and the kids at my brother’s place, expecting good news that weren’t coming, I was falling into a deep depression. I remember I was walking down the frozen streets of Toronto, and tears would run down my eyes (me, crying?). I didn’t have a lot of alternatives: going back to Argentina was impossible, first of all because we didn’t have the tickets –or the money to buy them– and secondly, because had we done that, I would have felt like we had given up even before being done fighting.

 

Tired, and feeling very lonely in such a huge country, I called Gaby once again and told her I had no more strength to continue, especially if I was alone. “Ok, then we will go there too”, she replied. “If you can’t get a job in your area, then you might find one at a supermarket or a Burger King. And if you don’t, maybe I will. We will pull through, anyway”, she said. Seeing that she did see the light at the end of the tunnel, I pulled myself together and went back to meet them again. We would leave Virginia for the last time the following day.

 

Carolina’s 4th birthday party, in Virginia. We would leave the following day

Cumpleaños de Carolina, en Virginia. Nos marcharíamos al día siguiente 

 

We went up Interstate 81 and crossed to Canada through the One Thousand Islands pass, near Kingston, Ontario. I drove a couple more hours until we decided to call it a day just outside of Toronto. We were planning to go to the same ‘guest house’ where I had already been, but it was too late already, so we decided to rest and just show up the following morning. Besides, on the following day, Thursday March 15th, Carolina was turning 4 years old, so we needed to buy a cake (and if possible, serve her breakfast in bed, like we do here at home).

 

We stopped at a Motel 6 in Whitby, half an hour away from Toronto, and spent the night there. That’s when we started to build our history in Canada, once again (and for the last time). We were headed towards a couple of really difficult weeks, but Gaby was right, there was light at the end of the tunnel.

 

The rest… the rest is well known.

 

In the meantime, we are celebrating Carolina’s 12th birthday today, going out for lunch like we normally do. We went to the same place as always: Benny’s, and then we did the other thing we normally do there: take pictures of ourselves making silly faces…

 

 

 

Lo recuerdo claramente, a pesar de que haya pasado tanto tiempo. Yo ya llevaba unos cuantos meses en Canadá, y las cosas me habían ido realmente muy mal. Desesperado por ver que no conseguía trabajo, y sobre todo pensando en que Gaby y los chicos estaban en casa de mi hermano esperando buenas noticias que nunca venían, yo estaba sumido en una profunda depresión. Recuerdo que caminaba por las heladas calles de Toronto y se me caían las lágrimas (a mí!). Ya no habían muchas alternativas; volver a Argentina era un imposible, por un lado porque no teníamos pasajes –ni dinero para comprarlos– y por el otro porque de hacerlo hubiera tenido esa sensación de que nos habíamos rendido sin terminar de pelear.

 

Cansado, y sintiéndome muy solo en este enorme país, llamé una vez más a Gaby y le dije que no tenía más fuerzas para pelear esto estando solo. “Bueno, muy bien, entonces nosotros nos vamos para allá también”, me contestó. “Si vos no conseguís trabajo en tu área, tal vez lo hagas en un supermercado o un Burger King. Y si no, tal vez lo consiga yo. Ya saldremos adelante”, dijo. Al ver que ella sí veía una luz al final del túnel, mi ánimo volvió y en un par de días pegué la vuelta para reencontrarme con ellos. Al día siguiente dejaríamos Virginia por última vez.

 

The kids at a Burger King somewhere on Interstate 79 in Pennsylvania (Mar 2001)

Los chicos en un Burger King en alguna parte de la Interstate 79 en Pennsylvania (Mar 2001)

 

Subimos por la Interstate 81 y entramos a Canada por el cruce de One Thousand Islands, cerca de Kingston, Ontario. Manejé un rato más hasta que finalmente decidimos hacer noche justo afuera de Toronto. Teníamos pensado ir al mismo ‘guest house’ (una especie de pensión) en que yo ya había estado, pero era tarde y preferíamos descansar y arrancar temprano por la mañana. Además, al día siguiente, jueves 15 de Marzo, Carolina cumplía 4 años, así que por lo menos una torta había que comprar (y si era posible, darle desayuno en la cama, como acostumbramos en casa).

 

Paramos en un Motel 6 en Whitby, a una media hora de Toronto, y allí nos quedamos a dormir. Allí comenzamos a construir de nuevo nuestra historia en Canadá. Nos esperaban un par de semanas realmente muy duras, pero Gaby tenía razón, había luz al final del túnel.

 

El resto… es historia conocida.

 

Mientras tanto, hoy festejamos los 12 años de Carolina, saliendo a comer como acostumbramos. El destino fue el de siempre: Benny’s, y lo que hicimos después también fue lo acostumbrado: nos sacamos fotos haciendo morisquetas…

 

 

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