I was five or six years old when this happened, and I hadn't told such terrible secret until today. I remember that I was still living in the house on 70 street, close to the school (the "Colegio Alemán", where I did Grades 1, 4 and 5).
I must confess: I had an old newspaper hidden behind the fireplace. Inside, there was an article about a Dutch teacher who had died climbing the Aconcagua mountain in Mendoza (also Argentina). It was something 'normal' considering the circumstances, but I was absolutely terrified by it, because she was frozen when they found her, and I don't know why I kept imagining a mummified and even disfigured corpse.
The day I read that article in the "Ecos Diarios" for the first time, I made a ball with the newspaper and threw it inside the fireplace. A few days later, I took it out and straightened it. After that, I would come back every few days and take it out to read it once more, only to got scared again and put it back where it was before running away. Kid's stuff… Even if the fireplace was being used (because we did use it during the Winter), the newspaper wouldn't get burnt.
Who knows, maybe I can go back home in the future, and take my kids to show them the house in which I used to live. I can even imagine the owner's face when I tell them: “Would you let me come in? I grew up here and I don't remember much”.
Then –of course!- I will go straight to the fireplace to see if I can find that Ecos Diarios from 1972 or 1973 still hidden. Any doubts that I would do that?
I must confess: I had an old newspaper hidden behind the fireplace. Inside, there was an article about a Dutch teacher who had died climbing the Aconcagua mountain in Mendoza (also Argentina). It was something 'normal' considering the circumstances, but I was absolutely terrified by it, because she was frozen when they found her, and I don't know why I kept imagining a mummified and even disfigured corpse.
The day I read that article in the "Ecos Diarios" for the first time, I made a ball with the newspaper and threw it inside the fireplace. A few days later, I took it out and straightened it. After that, I would come back every few days and take it out to read it once more, only to got scared again and put it back where it was before running away. Kid's stuff… Even if the fireplace was being used (because we did use it during the Winter), the newspaper wouldn't get burnt.
Who knows, maybe I can go back home in the future, and take my kids to show them the house in which I used to live. I can even imagine the owner's face when I tell them: “Would you let me come in? I grew up here and I don't remember much”.
Then –of course!- I will go straight to the fireplace to see if I can find that Ecos Diarios from 1972 or 1973 still hidden. Any doubts that I would do that?
Tenía unos cinco o seis años cuando esto pasó, y no me había atrevido a contar tan terrible secreto hasta ahora. Recuerdo que aún vivía en la casa de la calle 70, cerca de la escuela (el Colegio Alemán, donde hice primero, cuarto y quinto grado).
Debo confesar: tenía un diario (periódico) viejo escondido en la chimenea. En él había una nota acerca de una maestra holandesa que había muerto escalando el cerro Aconcagua, en Mendoza. La noticia no era nada del otro mundo, pero a mí me aterraba, porque la habían encontrado congelada, y no sé por qué me imaginaba un cuerpo completamente entumecido y hasta desfigurado.
El día que leí la nota en el Ecos Diarios por primera vez, hice un bollo con el periódico y lo tiré en la parte de adentro de la chimenea. Unos días más tarde lo saqué y lo alisé de nuevo. Y cada tanto lo volvía a sacar para leerlo, cuando nadie me miraba, sólo para asustarme de nuevo y volver a meterlo en el escondrijo en donde estaba antes de salir corriendo. Cosas de chicos…
Por más que la chimenea funcionara (porque la usábamos en invierno), el diario seguía allí. Quién sabe, tal vez el día de mañana vuelva a viajar a Necochea y lleve a mis chicos a mostrarles la casa en la que vivía. Me imagino la cara del dueño cuando le diga: “Me da permiso para ver su casa? Yo crecí aquí y no me acuerdo mucho”.
Y –por supuesto- me voy a ir derechito a la chimenea para ver si encuentro ese Ecos Diarios del año 1972 ó 1973 todavía escondido allí. Alguna duda de que lo haría?
Debo confesar: tenía un diario (periódico) viejo escondido en la chimenea. En él había una nota acerca de una maestra holandesa que había muerto escalando el cerro Aconcagua, en Mendoza. La noticia no era nada del otro mundo, pero a mí me aterraba, porque la habían encontrado congelada, y no sé por qué me imaginaba un cuerpo completamente entumecido y hasta desfigurado.
El día que leí la nota en el Ecos Diarios por primera vez, hice un bollo con el periódico y lo tiré en la parte de adentro de la chimenea. Unos días más tarde lo saqué y lo alisé de nuevo. Y cada tanto lo volvía a sacar para leerlo, cuando nadie me miraba, sólo para asustarme de nuevo y volver a meterlo en el escondrijo en donde estaba antes de salir corriendo. Cosas de chicos…
Por más que la chimenea funcionara (porque la usábamos en invierno), el diario seguía allí. Quién sabe, tal vez el día de mañana vuelva a viajar a Necochea y lleve a mis chicos a mostrarles la casa en la que vivía. Me imagino la cara del dueño cuando le diga: “Me da permiso para ver su casa? Yo crecí aquí y no me acuerdo mucho”.
Y –por supuesto- me voy a ir derechito a la chimenea para ver si encuentro ese Ecos Diarios del año 1972 ó 1973 todavía escondido allí. Alguna duda de que lo haría?
y estaba el diario aun ahi o no?
ReplyDeleteComo dije al final del post, Racurock, si alguna vez llego a volver a Argentina, iré a ver. Pero no he estado allí por años.
ReplyDeleteQue impresionante es el Aconcagua!!
ReplyDeleteArturo
Yo tuve la suerte de sobrevolarlo camino a Santiago de Chile, Arturo. Es sencillamente majestuoso.
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