Before my father got a car, we had only two options for mobility: my mother's car, a extremely small Fiat 800 coupe, or...walking. Hence the long walks to his apartment, like I told you about before.
Once he finally got a car, we started to go out a little more. One of our favourite outings was going to Mar del Plata (a city 120 km away from my hometown, and the biggest tourist destination in Argentina) for the afternoon.
My dad's car was old, so it couldn't go too fast. As a consequence, it would take us almost two hours to get there (if not more, considering the poor shape of our highways then and now). We loved the trip there, because there are many hills that belong to Tandilia, a system as old as the Canadian Shield. As we were getting closer, we would be able to see the whole city from the top of the hill, which was a beautiful view.
The first stop was at a café, so we would have our merienda. Maybe because there is no equivalent, there is no colloquial way of talking about "merienda" in English ("a light meal in the late afternoon or evening"). Let's say it's the cup of coffee or milk, along with some cookies, toast or croissant that we have at around 5PM. Ocassionally, we would have a toasted ham and cheese sandwich, on a special bread called 'pebete'.
We would always go to the same place, and it was there when I came up with a disgusting idea: drinking orange pop with whipped cream. I had heard they called it "Fanta primavera" (Spring Fanta), and to be honest, it wasn't good at all. But it was 'my' thing, so I would order it every time. My brothers would drink a 'submarine', which basically is a large glass of hot milk, in which you drop a chunk of dark chocolate and then sugar. That one was good, unlike my Spring Fanta...
All we had time for after our merienda was to go to "Sacoa" a big arcade place (and the only one then). We would spend the rest of the evening playing games there...or just watching, when there was no money. Imagine that, travelling two hours (and then back) just to watch other kids play. And we still loved it.
Most of the times, we would all pass out in the car on our way back. I remember dozing off to the music of singers like Neil Diamond, Nicola di Bari or Argentine folk singers like José Larralde, that my father loved and we all learned to enjoy as well.
Dad would drop us off at home late in the evening, and me and Martin would get ready to go back to our rural life. I still remember how we looked forward to the next time we would be lucky enough to get to go to Mar del Plata for 'merienda' again.
Once he finally got a car, we started to go out a little more. One of our favourite outings was going to Mar del Plata (a city 120 km away from my hometown, and the biggest tourist destination in Argentina) for the afternoon.
My dad's car was old, so it couldn't go too fast. As a consequence, it would take us almost two hours to get there (if not more, considering the poor shape of our highways then and now). We loved the trip there, because there are many hills that belong to Tandilia, a system as old as the Canadian Shield. As we were getting closer, we would be able to see the whole city from the top of the hill, which was a beautiful view.
The first stop was at a café, so we would have our merienda. Maybe because there is no equivalent, there is no colloquial way of talking about "merienda" in English ("a light meal in the late afternoon or evening"). Let's say it's the cup of coffee or milk, along with some cookies, toast or croissant that we have at around 5PM. Ocassionally, we would have a toasted ham and cheese sandwich, on a special bread called 'pebete'.
We would always go to the same place, and it was there when I came up with a disgusting idea: drinking orange pop with whipped cream. I had heard they called it "Fanta primavera" (Spring Fanta), and to be honest, it wasn't good at all. But it was 'my' thing, so I would order it every time. My brothers would drink a 'submarine', which basically is a large glass of hot milk, in which you drop a chunk of dark chocolate and then sugar. That one was good, unlike my Spring Fanta...
All we had time for after our merienda was to go to "Sacoa" a big arcade place (and the only one then). We would spend the rest of the evening playing games there...or just watching, when there was no money. Imagine that, travelling two hours (and then back) just to watch other kids play. And we still loved it.
Most of the times, we would all pass out in the car on our way back. I remember dozing off to the music of singers like Neil Diamond, Nicola di Bari or Argentine folk singers like José Larralde, that my father loved and we all learned to enjoy as well.
Dad would drop us off at home late in the evening, and me and Martin would get ready to go back to our rural life. I still remember how we looked forward to the next time we would be lucky enough to get to go to Mar del Plata for 'merienda' again.
Mientras mi padre no tenía automóvil, sólo teníamos dos opciones para movilizarnos: el auto de mi madre, un Fiat 800 cupe extremadamente chiquito y... caminar. De ahí las largas caminatas desde mi casa a su departamento de las que había hablado antes.
Una vez que mi padre finalmente compró un auto, comenzamos a salir a pasear un poco más. Una de nuestras salidas favoritas eran ir a Mar del Plata (una ciudad a 120 km de mi ciudad natal, y el principal destino turístico de Argentina) por el día.
El auto de mi padre era viejo, así que no iba muy rápido. Como consecuencia de ello, nos llevaba casi dos horas llegar allí (si no más, debido al mal estado de la rutas entonces, como hoy). Nos encantaba el viaje, porque hay muchas lomas en el camino, últimas estribaciones de Tandilia, un sistema tan viejo como el Escudo Canádico. A medida que nos acercábamos a nuestro destino, podíamos ver la ciudad entera desde la cima de esas sierras, lo que era un hermoso espectáculo.
La primera parada era en una confitería, así podíamos tener nuestra merienda. Tal vez debido a que no hay un equivalente, no hay una forma coloquial de hablar sobre la merienda en inglés ("una comida liviana durante las últimas horas de la tarde"). Digamos que consistía de un café o leche, con algunas galletitas, tostadas o medialunas, que comíamos alrededor de las 5PM. Ocasionalmente comíamos un sandwich de jamón y queso tostado, en un pan llamado 'pebete'.
Siempre íbamos al mismo lugar, y fue allí donde inauguré una tradición medio asquerosa: tomar gaseosa de naranja con crema. Había oído que lo llamaban "Fanta primavera", y para ser honesto, no era muy buena que digamos. Pero era 'mi' bebida, así que la pedía siempre, asquerosa o no. Mis hermanos tomaban un 'submarino', que es un vaso grande de leche caliente en el que se submerge una barra de chocolate amargo, y se le agrega un poco de azúcar. Esto sí era rico, a diferencia de mi Fanta primavera...
Para lo único que teníamos tiempo luego de la merienda era para ir a "Sacoa", un enorme lugar de juegos de arcade (y el único en la ciudad en aquellos tiempos). Nos pasábamos el resto de la tarde jugando allí... o sólo mirando, cuando no teníamos dinero para jugar. Imagínense, viajar dos horas (y luego dos horas de vuelta) para ver a otros chicos jugar. Y de todos modos nos encantaba.
La mayoría de las veces nos 'desmayábamos' en el auto en el camino de vuelta. Recuerdo adormecerme escuchando la música de cantantes como Neil Diamond o Nicola di Bari, o el cantante folklórico argentino José Larralde, que a mi padre le gustaba mucho y a quien todos aprendimos a disfrutar también.
Papá nos dejaba en casa ya de noche, y Martín y yo nos teníamos que preparar para volver a la casa del campo. Todavía recuerdo como esperábamos ansiosos la próxima vez en que tendríamos la suerte de poder volver a ir a Mar del Plata a 'tomar la leche'.
Una vez que mi padre finalmente compró un auto, comenzamos a salir a pasear un poco más. Una de nuestras salidas favoritas eran ir a Mar del Plata (una ciudad a 120 km de mi ciudad natal, y el principal destino turístico de Argentina) por el día.
El auto de mi padre era viejo, así que no iba muy rápido. Como consecuencia de ello, nos llevaba casi dos horas llegar allí (si no más, debido al mal estado de la rutas entonces, como hoy). Nos encantaba el viaje, porque hay muchas lomas en el camino, últimas estribaciones de Tandilia, un sistema tan viejo como el Escudo Canádico. A medida que nos acercábamos a nuestro destino, podíamos ver la ciudad entera desde la cima de esas sierras, lo que era un hermoso espectáculo.
La primera parada era en una confitería, así podíamos tener nuestra merienda. Tal vez debido a que no hay un equivalente, no hay una forma coloquial de hablar sobre la merienda en inglés ("una comida liviana durante las últimas horas de la tarde"). Digamos que consistía de un café o leche, con algunas galletitas, tostadas o medialunas, que comíamos alrededor de las 5PM. Ocasionalmente comíamos un sandwich de jamón y queso tostado, en un pan llamado 'pebete'.
A ham and cheese 'pebete'. Yummy!
(image from mirebuenosaires.com.ar)
(image from mirebuenosaires.com.ar)
Siempre íbamos al mismo lugar, y fue allí donde inauguré una tradición medio asquerosa: tomar gaseosa de naranja con crema. Había oído que lo llamaban "Fanta primavera", y para ser honesto, no era muy buena que digamos. Pero era 'mi' bebida, así que la pedía siempre, asquerosa o no. Mis hermanos tomaban un 'submarino', que es un vaso grande de leche caliente en el que se submerge una barra de chocolate amargo, y se le agrega un poco de azúcar. Esto sí era rico, a diferencia de mi Fanta primavera...
Para lo único que teníamos tiempo luego de la merienda era para ir a "Sacoa", un enorme lugar de juegos de arcade (y el único en la ciudad en aquellos tiempos). Nos pasábamos el resto de la tarde jugando allí... o sólo mirando, cuando no teníamos dinero para jugar. Imagínense, viajar dos horas (y luego dos horas de vuelta) para ver a otros chicos jugar. Y de todos modos nos encantaba.
La mayoría de las veces nos 'desmayábamos' en el auto en el camino de vuelta. Recuerdo adormecerme escuchando la música de cantantes como Neil Diamond o Nicola di Bari, o el cantante folklórico argentino José Larralde, que a mi padre le gustaba mucho y a quien todos aprendimos a disfrutar también.
Papá nos dejaba en casa ya de noche, y Martín y yo nos teníamos que preparar para volver a la casa del campo. Todavía recuerdo como esperábamos ansiosos la próxima vez en que tendríamos la suerte de poder volver a ir a Mar del Plata a 'tomar la leche'.
Lindo relato.
ReplyDeleteMe hace acordar cuando viajabamos a Buenos Aires desde Pehuajo, o viceversa.
Siempre teniamos un lugar de parada en el camino, Chivilcoy.
Los recuerdos son muy lindos.
Hoy en dia, cada vez que viajamos a Baires siempre hacemos la parada en Chivilcoy. La excusa es el descanso de mitad de camino.
Internamente, es volver a vivir pero ahora con mi familia, esos viajes que hacia cuando era mas chico...
Claro que esas cosas pequeñas son las que mas me hacen, aun hoy, extrañar a mi viejo...
Nosotros, cada vez que viajábamos de Bs. As. a Necochea hacíamos escala en Chascomús (bueno, Atalaya) o en Dolores. Más adelante, como empezamos a ir por la ruta 29, el descanso era en Ayacucho (y siempre parábamos en el mismo bodegón).
ReplyDeleteMás cerca en el tiempo, y sobre todo si mi madre venía en el auto, parábamos en Balcarce... cosa que no tiene sentido, porque es a menos de una hora de llegar (o menos de una hora después de haber salido, si íbamos de vuelta pa' BsAs). Siempre había alguna excusa para parar allí: que un café, que un postre Balcarce para llevar de regalo...
Esteee, Gabriel? BASTA DE PONER FOTOS DE COMIDA ARGENTINA QUE NO EXISTE EN UK!!!! BUAAAA, TENGO HAMBRE!!! Ay, perdon, se me fue la mano, no lo pude evitar, vos sabras entender. Suerte que despues mencionaste la fanta con crema y ahi se me fue el hambre.
ReplyDeleteNosotros el paseo Necochea-Mar del Plata lo haciamos si el dia estaba feo. Habiendo pasado desde bebes todas nuestras vacaciones en las playas amplias de Necochea, NI se nos ocurria ir a la playa en Mar del Plata.
En Inglaterra la merienda se llama "high tea" pero es algo antiguo, la gente no lo hace mas y esta mas asociado a las "colonias". (o sea, en cierto sentido, nosotros).
Awww, now I miss my Dad even more! And totally craving for a ham and cheese sandwich right now lol. Enjoy the rest of your weekend!
ReplyDeleteGracias por compartir tu historia
ReplyDeleteLAs historias de nuestra niñez siempre las recordamos con placer... Tu posteando estas fotos de comida ultra rica y nosotros a dieta...No seas malo Gabriel!
ReplyDeleteHi Gabriel! I actually came across this post while doing a Google search for a photo of postre Balcarce for an upcoming blog post.
ReplyDeleteWhat wonderful memories you wrote about! I especially like the part you mentioned about the excitement you had at seeing Mar del Plata in the distance as you got closer to the city. I remember the first time I went to MdP with Daniel, and we crested one of those hills and I saw the city in the distance. I thought it was beautiful. How nice that we have a memory in common. :)