Bathtub conversations

Note: I wrote this story on May 2nd, 2002, and I published it on a mail list I still belong to, called Argentina Café. I liked it so much, that I always remembered and I finally decided to bring it to you today. Please keep in mind that it was written six years ago, hence my reference to Santi's age... I will leave it exactly as I published back then (though I translated it into English tonight).

I had a soccer game last night (I played in net most of the time, but you should have seen me run with my 130 kg, when I played forward!) and I took my son Santi (almost 7) with me. After 'we' played (he kicked the ball around with the subs during the game), we came back home and got into the bathtub together. We stayed there for 30 minutes, in which we had time to talk about:

• The current situation of Argentina (especially our family's, to whom Santi wants to send all the money he has).
• Our current situation in Canada
• Kids who suffer from hunger around the world (and how to help them)
• People who smoke
• People who drink too much
• People who do drugs
• My belly
• My surgery (I broke my hip in a car accident just before he was born, and I have a very visible scar)
• Death (mine, other people's)
• My job
• His school
• Many etceteras

It was one of those moments in which you forget that your son is only seven, and then you even forget he's your son. You end feeling that you're talking to a lifelong friend at first, and in the end, that you're talking with your own self...

I have always made a point of telling him the truth all the time, no matter what he asked me. It proved to be an excellent decision, especially because Santi has an impeccable memory, and he asks me the same questions again to 'test' me. And since I would not be able to remember all the lies, I better tell him the truth.

That's how we had to deal with subjects like death, or even worse, suicide, since a very early age (how do you explain to a 4 year old boy that somebody he loved committed suicide?) But these conversations, that sometimes were tough, have allowed me to enjoy of a privilege: my son's unlimited trust. Or two privileges, in reality: the other one is that even though he is seven years old and knows more or less the kind of person and father I am, he still worships me... :-)))

I will still sweating buckets every time I hear "Daddy, one question...", and he will still drive me crazy every time I see the disasters he has done with the computer and its vicinity; but... how much I enjoy the little bugger...

Oh, and about sex, he's pretty well oriented. We had a talk the other day, and I could already verified that everything he told me was true... :-)

Nota: Escribí esta historia el 2 de Mayo de 2002, y la publiqué en una lista de correo a la que aún pertenezco, llamada Argentina Café. Me gustó tanto cómo quedó, que siempre la recordé y hoy por fin me decidí a traerla. Tengan en cuenta que fue escrita hace seis años, así que las edades, por supuesto, no coinciden... La dejo exactamente como la publiqué entonces.

Anoche tuve partido de fútbol (jugué de arquero casi todo el tiempo, pero había que verme correr con mis 130 Kg a cuestas cuando estuve de delantero!) y llevé a mi hijo Santiago (casi 7). Luego de que 'jugamos' (él peloteó con los suplentes todo el partido), volvimos a casa y nos metimos juntos en la bañera. Fueron unos 30 minutos, pero tuvimos tiempo de hablar de:

• La situación de Argentina (sobre todo de nuestra familia, a quien quiere mandarles la plata que tiene)
• Nuestra situacion en Canadá
• Los chicos que pasan hambre en todo el mundo (y cómo ayudarlos)
• La gente que fuma
• La gente que toma alcohol en exceso
• La gente que se droga
• Mi panza
• Mi operación (me rompí la cadera en un accidente de auto cuando él estaba por nacer y tengo una cicatriz muy visible)
• La muerte (la mía, la de otros)
• Mi trabajo
• Su colegio
• Muchisimos etcéteras

Son esos momentos en que te olvidás de que tu hijo tiene 7 años, y luego te olvidás de que es tu hijo. Y terminás sintiendo, al principio, que estás hablando con un amigo de toda la vida. Y al final, que estás hablando con vos mismo...

Siempre tuve como política contarle toda la verdad a mi hijo, fuera lo que fuera lo que me pregunte. Me dio excelentes resultados, sobre todo porque Santi tiene una memoria implacable y me repregunta para 'chequearme'. Y no puedo acordarme de todas las mentiras, así que mejor, decirle la verdad.

Así es que tuvimos que lidiar con temas como la muerte, o peor aún, el suicidio, desde edad muy temprana (cómo le explicás a un chico de 4 que la persona que quiere se suicidó?) Pero estas charlas, que a veces fueron muy duras, me permiten gozar de un privilegio: la confianza ilimitada de mi hijo en mí. O dos privilegios en realidad: el otro es que a pesar de que ya tiene 7 y sabe más o menos qué clase de padre y de persona soy, todavia me idolatra... :-)))

Seguiré sudando a cántaros cada vez que me diga 'Papi, una pregunta...', y me seguirá haciendo calentar como loco cada vez que encuentre los desastres que deja en la PC y zonas aledañas; pero... como me hace disfrutar, el guacho...

Ah, y sobre sexo, está bastante bien orientado. El otro día tuvimos una charla y descubrí que lo que me explico es verdad... :-)

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