Pepe was born José María Martí on September 25, 1911 in Tres Arroyos, Argentina, though he always said that they couldn't register his birth until three days later, so he always claimed he had two birthdays.
He played soccer professionally in his youth, being part of teams like Huracan and Sportivo Necochea. He even played a few games for our city team, and rumor has it (well, he told me) that he was at a very important game in which Necochea lost to our neighbour Balcarce 0-1 for the semifinals of a provincial tournament. According to this report, the Balcarce goal was scored by some Juan Manuel Fangio, who my grandfather defined as 'a terrible player'.
Pepe did everything: president of a bank, president of the Argentine Automobile Club (the Necochea chapter), cereal brokerage, worked for the Junta Nacional de Granos... he worked, and hard, his whole life. However, I'm sure that his favourite job was that of a father first and a grandfather later. Pepe lived for his grandchildren and it showed. I loved spending my days with him at his farm, and many times I would prefer to go there with him in the middle of the summer, rather than going to the beach with my friends. The stories of the things we used to do there with him, my brother Martin and my cousin Cristian are many, and luckily I have written many already, so I will publish them here soon. One thing we always remembered is when he left the house to go where the chicken were; I would run after him yelling "Abuelo, wait for meeee!".
Pepe liked to go out and how! He had a friend, Fernando, who had never gotten married, and one day won the lottery. He had decided to spend his money on his most precious thing, his friends, and would organize fantastic dinners at his place, every Monday night. Pepe would never miss them, and we wondered about the reasons of such a strong commitment, until one day he invided me and Martin to join him... and we realized why. The amount of food and beverages we saw there were just unbelievable. By 11PM, Pepe was still eating, while me and Martín were looking at him in awe, unable to move, so much we had eaten. It wasn't a coincidence that Gaby's brothers had nicknamed him "the hurricane" :-)
Pepe also liked to travel, and many times he showed up in Buenos Aires, unannounced. My mother would get really worried: "Dad, why did you come without telling me, I can't take care of you". That wasn't a problem, Pepe would go out walking in downtown Buenos Aires as if he were in his native Tres Arroyos, and would come back with no problems. An expert at the "Six degrees of separation" game, he would meet somebody on the street and in two or three minutes find somebody they both knew personally.
One thing we enjoyed tremendously were his stories: he told us the one about the time he kept 10 cents of change when he was a kid, and his father punished him, a thousand times; the same happened with his jokes, he probably knew of five or six, that he would tell all the times, but somehow were funny every single time. My brother in law Daniel, would always ask him to tell the one about "Gregory Peck's chest" and would cry of laughter upon hearing it again.
So active he had been his entired life, he started to stay more time at home as he grew older, instead of spending 12 hours at the beach every day (until his skin color would resemble a shrimp). He was definitely old, but his mind was as agile as always and he would ask me for Gaby and the kids (in chronological order) every time we were on the phone. Even more, he would ask me about the kids in more detail, like "How's Santi doing with his soccer?". However, his body wasn't performing in the same way his mind was. Last year, he fell on the streets in one of his escapades and broke his hip. He had a painful recovery, and had to come back to the hospital more than once. Every time was the same story: doctors wouldn't give us any hope, but Pepe would be back home two days later. He was weaker every time, though.
Last night's wasn't like the previous times. Pepe passed away early this morning (just about 3 hours ago), and even though I have the consolation of knowing that he won't suffer anymore, it's going to be hard to get used to life without his presence.
What am I saying! Pepe couldn't be more present in my life...
Pepe nació José María Martí el 25 de Septiembre de 1911 en Tres Arroyos, Argentina, aunque el siempre contó que fue anotado tres días después, por lo que tenía dos cumpleaños.
En su juventud jugó al fútbol profesionalmente, desempeñándose en los equipos de Huracán y Sportivo Necochea. Llegó a jugar algunos partidos para el equipo de la ciudad y la leyenda cuenta -o en realidad, él me contó alguna vez- que había participado de un partido muy importante en el que Necochea había perdido con Balcarce por 1-0 en las semifinales de un torneo provincial. Según la leyenda, nuevamente, el gol balcarceño había sido marcado por un tal Juan Manuel Fangio, a quien mi abuelo había definido como 'un patadura'.
Pepe fue de todo en su vida: presidente de banco, presidente del Automóvil Club Argentino (filial Necochea), tuvo empresa de corretaje de cereales, trabajó en la Junta Nacional de Granos... trabajó, y mucho, toda su vida. Sin embargo, estoy seguro de que su 'trabajo' preferido fue el de padre primero y el de abuelo, después. Pepe vivía para sus nietos, y eso se notaba. A mí me encantaba pasarme los días con el en su quinta, y muchas veces, en pleno verano, prefería ir allí que a la playa con mis amigos. Las historias de las cosas que hacíamos allí junto con él y a veces mi hermano Martín o mi primo Cristian son muchas, y por suerte ya las tengo escritas, así que pronto las publicaré. Lo que siempre recordábamos es que cuando el salía caminando hacia donde se encontraban las gallinas y demás animales, yo salía corriendo detrás de él al grito de "Abuelo, espérameeee!".
A Pepe le gustaba salir, y cómo! Tenía un amigo, Fernando, que nunca se había casado y un día ganó la lotería. Este amigo decidió gastar su dinero en lo más preciado que tenía, sus amigos, y por lo tanto organizaba pantagruélicas cenas todos los lunes en su casa. Pepe no faltaba nunca, y sus nietos nos preguntábamos a qué se debía tanta fidelidad. Hasta que un día Pepe nos invitó a mi hermano Martín y a mí a que lo acompañáramos... y nos dimos cuenta. La cantidad de comida y bebida que vimos allí fue sencillamente impresionante. Hacia las 11 de la noche, mientras Martín y yo ya estábamos por el piso, imposibilitados de movernos, Pepe seguía comiendo. No en vano mis cuñados lo apodaron "el huracán". :-)
Pepe también disfrutaba viajar, y más de una vez se nos aparecía en Buenos Aires. Mi mamá se preocupaba: "Pero papá, cómo venís sin avisar, yo no puedo ocuparme de vos". No era problema, Pepe salía a caminar por pleno Buenos Aires como si estuviera en su Tres Arroyos natal, y volvía sin problemas. Experto en el juego "Six degrees of separation", podía encontrarse con cualquier persona en el medio de la calle y en dos o tres minutos 'sacar' una persona a quien ambos conocían.
Una cosa que disfrutábamos muchísimo era de sus historias: nos contó miles de veces la historia de cuando se quedó con los 10 centavos de vuelto y su padre lo castigó; lo mismo pasaba con los chistes, sabría cinco o seis que los repetía siempre, pero sin embargo eran graciosos cada vez que los contaba. Mi cuñado Daniel le pedía siempre que le contara el chiste del 'pechito de Gregory Peck' (Gregóry, con acento en la 'o') y se le caían las lágrimas de la risa cada vez que lo escuchaba.
Tan activo que fue toda su vida, con los años empezó a quedarse más en casa, en lugar de pasarse 12 horas por día en la playa, como acostumbraba (hasta que su color se asemejaba al de los camarones). Viejito como estaba, su mente seguía tan ágil como siempre y cada vez que llamaba me preguntaba por mi esposa y mis hijos, nombrándolos en orden cronológico. Incluso me preguntaba sobre ellos con más detalle como por ejemplo "Santi sigue jugando al futbol?". Sin embargo, su cuerpo ya no le respondía tan bien como su mente lo hacía. El año pasado, en una de sus múltiples escapadas, se cayó en la calle y se rompió la cadera. Tuvo una penosa recuperación, y más de una vez volvió al hospital. Todas las veces era la misma historia: no nos daban ninguna esperanza, pero a los dos días Pepe estaba de vuelta en casa. Cada vez más débil, eso sí.
Anoche no fue como en las veces anteriores. Pepe falleció esta mañana (hace unas tres horas), y si bien me queda el consuelo de que ya no sufre más, va a ser difícil acostumbrarme a la vida sin su presencia.
Pero qué digo, si Pepe no podría estar más presente en mi vida...
He played soccer professionally in his youth, being part of teams like Huracan and Sportivo Necochea. He even played a few games for our city team, and rumor has it (well, he told me) that he was at a very important game in which Necochea lost to our neighbour Balcarce 0-1 for the semifinals of a provincial tournament. According to this report, the Balcarce goal was scored by some Juan Manuel Fangio, who my grandfather defined as 'a terrible player'.
Pepe did everything: president of a bank, president of the Argentine Automobile Club (the Necochea chapter), cereal brokerage, worked for the Junta Nacional de Granos... he worked, and hard, his whole life. However, I'm sure that his favourite job was that of a father first and a grandfather later. Pepe lived for his grandchildren and it showed. I loved spending my days with him at his farm, and many times I would prefer to go there with him in the middle of the summer, rather than going to the beach with my friends. The stories of the things we used to do there with him, my brother Martin and my cousin Cristian are many, and luckily I have written many already, so I will publish them here soon. One thing we always remembered is when he left the house to go where the chicken were; I would run after him yelling "Abuelo, wait for meeee!".
Pepe liked to go out and how! He had a friend, Fernando, who had never gotten married, and one day won the lottery. He had decided to spend his money on his most precious thing, his friends, and would organize fantastic dinners at his place, every Monday night. Pepe would never miss them, and we wondered about the reasons of such a strong commitment, until one day he invided me and Martin to join him... and we realized why. The amount of food and beverages we saw there were just unbelievable. By 11PM, Pepe was still eating, while me and Martín were looking at him in awe, unable to move, so much we had eaten. It wasn't a coincidence that Gaby's brothers had nicknamed him "the hurricane" :-)
Pepe also liked to travel, and many times he showed up in Buenos Aires, unannounced. My mother would get really worried: "Dad, why did you come without telling me, I can't take care of you". That wasn't a problem, Pepe would go out walking in downtown Buenos Aires as if he were in his native Tres Arroyos, and would come back with no problems. An expert at the "Six degrees of separation" game, he would meet somebody on the street and in two or three minutes find somebody they both knew personally.
One thing we enjoyed tremendously were his stories: he told us the one about the time he kept 10 cents of change when he was a kid, and his father punished him, a thousand times; the same happened with his jokes, he probably knew of five or six, that he would tell all the times, but somehow were funny every single time. My brother in law Daniel, would always ask him to tell the one about "Gregory Peck's chest" and would cry of laughter upon hearing it again.
So active he had been his entired life, he started to stay more time at home as he grew older, instead of spending 12 hours at the beach every day (until his skin color would resemble a shrimp). He was definitely old, but his mind was as agile as always and he would ask me for Gaby and the kids (in chronological order) every time we were on the phone. Even more, he would ask me about the kids in more detail, like "How's Santi doing with his soccer?". However, his body wasn't performing in the same way his mind was. Last year, he fell on the streets in one of his escapades and broke his hip. He had a painful recovery, and had to come back to the hospital more than once. Every time was the same story: doctors wouldn't give us any hope, but Pepe would be back home two days later. He was weaker every time, though.
Playing guitar with Pepe and Martin at home (Necochea, 18/Mar/2006)
Last night's wasn't like the previous times. Pepe passed away early this morning (just about 3 hours ago), and even though I have the consolation of knowing that he won't suffer anymore, it's going to be hard to get used to life without his presence.
What am I saying! Pepe couldn't be more present in my life...
Pepe nació José María Martí el 25 de Septiembre de 1911 en Tres Arroyos, Argentina, aunque el siempre contó que fue anotado tres días después, por lo que tenía dos cumpleaños.
En su juventud jugó al fútbol profesionalmente, desempeñándose en los equipos de Huracán y Sportivo Necochea. Llegó a jugar algunos partidos para el equipo de la ciudad y la leyenda cuenta -o en realidad, él me contó alguna vez- que había participado de un partido muy importante en el que Necochea había perdido con Balcarce por 1-0 en las semifinales de un torneo provincial. Según la leyenda, nuevamente, el gol balcarceño había sido marcado por un tal Juan Manuel Fangio, a quien mi abuelo había definido como 'un patadura'.
Pepe fue de todo en su vida: presidente de banco, presidente del Automóvil Club Argentino (filial Necochea), tuvo empresa de corretaje de cereales, trabajó en la Junta Nacional de Granos... trabajó, y mucho, toda su vida. Sin embargo, estoy seguro de que su 'trabajo' preferido fue el de padre primero y el de abuelo, después. Pepe vivía para sus nietos, y eso se notaba. A mí me encantaba pasarme los días con el en su quinta, y muchas veces, en pleno verano, prefería ir allí que a la playa con mis amigos. Las historias de las cosas que hacíamos allí junto con él y a veces mi hermano Martín o mi primo Cristian son muchas, y por suerte ya las tengo escritas, así que pronto las publicaré. Lo que siempre recordábamos es que cuando el salía caminando hacia donde se encontraban las gallinas y demás animales, yo salía corriendo detrás de él al grito de "Abuelo, espérameeee!".
A Pepe le gustaba salir, y cómo! Tenía un amigo, Fernando, que nunca se había casado y un día ganó la lotería. Este amigo decidió gastar su dinero en lo más preciado que tenía, sus amigos, y por lo tanto organizaba pantagruélicas cenas todos los lunes en su casa. Pepe no faltaba nunca, y sus nietos nos preguntábamos a qué se debía tanta fidelidad. Hasta que un día Pepe nos invitó a mi hermano Martín y a mí a que lo acompañáramos... y nos dimos cuenta. La cantidad de comida y bebida que vimos allí fue sencillamente impresionante. Hacia las 11 de la noche, mientras Martín y yo ya estábamos por el piso, imposibilitados de movernos, Pepe seguía comiendo. No en vano mis cuñados lo apodaron "el huracán". :-)
Pepe también disfrutaba viajar, y más de una vez se nos aparecía en Buenos Aires. Mi mamá se preocupaba: "Pero papá, cómo venís sin avisar, yo no puedo ocuparme de vos". No era problema, Pepe salía a caminar por pleno Buenos Aires como si estuviera en su Tres Arroyos natal, y volvía sin problemas. Experto en el juego "Six degrees of separation", podía encontrarse con cualquier persona en el medio de la calle y en dos o tres minutos 'sacar' una persona a quien ambos conocían.
Una cosa que disfrutábamos muchísimo era de sus historias: nos contó miles de veces la historia de cuando se quedó con los 10 centavos de vuelto y su padre lo castigó; lo mismo pasaba con los chistes, sabría cinco o seis que los repetía siempre, pero sin embargo eran graciosos cada vez que los contaba. Mi cuñado Daniel le pedía siempre que le contara el chiste del 'pechito de Gregory Peck' (Gregóry, con acento en la 'o') y se le caían las lágrimas de la risa cada vez que lo escuchaba.
Tan activo que fue toda su vida, con los años empezó a quedarse más en casa, en lugar de pasarse 12 horas por día en la playa, como acostumbraba (hasta que su color se asemejaba al de los camarones). Viejito como estaba, su mente seguía tan ágil como siempre y cada vez que llamaba me preguntaba por mi esposa y mis hijos, nombrándolos en orden cronológico. Incluso me preguntaba sobre ellos con más detalle como por ejemplo "Santi sigue jugando al futbol?". Sin embargo, su cuerpo ya no le respondía tan bien como su mente lo hacía. El año pasado, en una de sus múltiples escapadas, se cayó en la calle y se rompió la cadera. Tuvo una penosa recuperación, y más de una vez volvió al hospital. Todas las veces era la misma historia: no nos daban ninguna esperanza, pero a los dos días Pepe estaba de vuelta en casa. Cada vez más débil, eso sí.
Anoche no fue como en las veces anteriores. Pepe falleció esta mañana (hace unas tres horas), y si bien me queda el consuelo de que ya no sufre más, va a ser difícil acostumbrarme a la vida sin su presencia.
Pero qué digo, si Pepe no podría estar más presente en mi vida...
El ya hacia un año y pico que venía sufriendo, desde que se quebró la cadera a mediado del año pasado, y ahora ya puede descansar en paz...y dejar de sufrir, porque aunque vivió casi 95 años a pleno no merecía estar como estuvo el año y medio final; ni siquiera un segundo merecia haber pasado por lo que pasó.
ReplyDeletePero les voy a hablar de lo bueno, de su vida...lo resumo con lo siguiente: fue la persona más buena que conocí en mi vida, un tipo al que todos quisieron y que ayudó a todo el mundo sin importar quién fuera. Conocido y querido por todo Necochea...bueno, no estoy muy inspirado, pero aunque la mayoría de Uds. no lo conocieron personalmente lo conocieron por mí, saben lo que significó para mí.
Anoche volví de Necochea y cuando estaba llegando me dijeron que se había descompensado y falleció hoy de madrugada, pero estuve con él el fin de semana, fui testigo de sus últimas sonrisas y de su última charla con Paco, Flor (su novia) y yo... En un rato me vuelvo a Necochea a despedirlo...no se preocupen, les llevo el saludo de todos Uds.
Chau Pepe Martí, seguramente allá arriba te harán una fiesta de bienvenida así podés volver a bailar con la abuela despues de 6 años...Vos te lo merecés.
El abuelo no se fue. La gente así no se va nunca. Los recuerdos que guardamos, sus historias (de él solo o juntos) lo mantendrán vivo por mucho tiempo más. Yo doy gracias que Dios me lo prestó por tanto tiempo, que mis hijas llegaron a conocerlo casi como yo lo conocí, igual de vital, de alegre y de pícaro. El, ahora descansa.
ReplyDeleteGramps did not leave. People like him don't ever leave. His memories, the stories (his or ours), will keep him alive for a long, long time. I'm thankful to God for allowing me to have him for so long, that my children got to know him almost as well as I did, vibrant, happy and playful. Now, he rests.
I couldn't agree more. There's only seven people in the world who can say "Pepe was my grandfather" (well, more if you add our wives), and we're among them. What a privilege.
ReplyDeleteI sang at a Retirement home with the choir yesterday. One of our choristers lives there, a wonderful, vibrant, smart guy named Harold. I love him, and he reminds me of Pepe a lot (except Harold is a retired minister... ;-)). Every time I'm singing or talking with him I think about Pepe, and I got to be singing for him yesterday, as he celebrated his birthday, his wife's and his 65th wedding anniversary within the last 4 days. Coincidence?
Damn, I was doing so well until now...
Muy lindo tu relato sobre Pepe. Realmente lo describís muy bien.
ReplyDeleteYo a Pepe lo conocí de grande, pero más lo conocí por tus historias y cuentos.
No tuve la suerte de poder disfrutar de mis abuelos, Pepe me dió la oportunidad de hacerlo, dado que yo fui una nieta mas para él.
Nunca olvidaré las tardes que nos pasábamos jugando a las cartas junto con Haydee o las tardes que nos llenó de relatos, cuentos y chistes mientras tomábamos unos mates, o café o lo que sea en el negocio con mis hermanos. Tenía una forma muy particular de contar el famoso chiste de "Gregóry Peck" y el del "dulce de víbora" que nos hacían reir muchísimo.
Pepe dejó de sufrir y lo más importante es que nos dejó un ejemplo de vida a seguir.
Pepe seguirá vivo en nuestros recuerdos y nuestros corazones.
Les mando un fuerte abrazo a todos.
Gabriela
Que Groso poder haber tenido un abuelo como Pepe!
ReplyDeleteNo sabés lo que era, Guille. Un fenómeno.
ReplyDeleteLas veces que nos habrá pasado que veníamos caminando reventados con mi hermano Martín desde la playa, después de haber salido a atorrantear. Eran como las 2 AM y nos encontrábamos con Pepe que andaba en el auto dando vueltas...
-"Que hacen acá? Los llevo a casa?"
-"Gracias, Pepe"
Pepe nos dejaba en la casa de mi papá... y volvía a la peatonal a seguir de joda!!
Hola Gaby, ojalá que el día que llegue la parca a buscarme, alguien me haga un recordatorio tan lindo como el que vos hiciste de Pepe.
ReplyDeleteTe mando un abrazo muy grande a vos y la flia.
Guille Olmedo
Guille Olmedo!!!!
ReplyDeleteQue alegrón tenerte por acá, incluso en estos días.
Te mando un abrazo enorme, y un beso para Laura y los chicos. Me alegraste el día, viejo.
First Guillermo (my brother), then Guillermo Ziegler and now Guillermo Olmedo.
ReplyDeleteThree 'Guilles' adding comments on the same post!!! :-)
Tu relato me hizo acordar mucho a mi abuelo Rodolfo, siento que lo hayas perdido al tuyo. Te queda como a mí el consuelo de los lindos recuerdos.
ReplyDeleteSaludos
Alejandra
Gracias por tu mensaje, Alejandra. Tenemos -por suerte- muchísimos recuerdos de mi abuelo Pepe.
ReplyDeleteme gusta pensar que en realidad nos mudamos a un lugar mejor...y como los lugares se nutren de personas, vaya en que hermoso lugar debe estar Pepe .Beso.Gladys
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